Carmina es de los personajes más adorables que han pasado por la gran pantalla, bueno, por la pantalla en general. Una Cándida pero con todo el arte, la gracia, y la cara de las señoras andaluzas, una señora tan, tan, tan, tan...no, normal, no, pero tan auténtica que parece la vecina del primero. Una mujer que cuando la vida le dio la primera hostia dijo: "Esta me la he llevado yo, pero la próxima te la comes tú, guarra". Por desgracia no todas ha podido esquivarlas, pero las devuelve. Y, grosso modo, de eso viene a tratar la película, de cómo Carmina se las ingenia para recuperar los jamones que le han robado en el asalto a su venta, jamones que el seguro no le cubre por considerar el robo consecuencia directa de una negligencia realizada por el marido de la protagonista, un inútil, como el de muchas, pero responsable de la bellísima frase-verso:
"La vida es tan bonita que parece de verdad."
Una fotografía guay, un reparto excelente (María León no podría hacer mejor de choni y Carmina Barrios for los Goyas!), una banda sonora hecha a medida con un I will survive final que le viene quenipintao y unos chistacos pacos que harán que te duela la mandíbula de reír (como ejemplo, véase el vídeo de abajo). Y todo sin olvidar su dosis de dramatismo proporcionada por la vida en sí, responsable de que no sepas
si lloras de risa o de emoción, y el permanente acento sevillano que se escucha durante los setenta minutos, cosa que me ha encantado.
De verdad Paco León, enhorabuena por tu ópera prima (y por el guión), que pocas he visto tan buenas.
Vedla, joder, ¡vedla!
Vedla, joder, ¡vedla!
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