domingo, 11 de mayo de 2014

Morirse era esto

Hola mamá tú sabes que estoy muerto? Por eso no puedo cogerte el teléfono. Deja de insistir, que tengo astillas de madera dentro de las uñas, que mis babas han podrido los encajes del ataúd. Hiciste demasiado fuerte la lazada de los zapatos al amortajarme; ahora me duelen los pies cuando intento romper la tapa a cabezazos. Qué mal saben los gusanos, la soledad y el silencio. Lo mejor de estar aquí metido es que no cabe nadie más. Así que mamá deja de llamarme, que hace mucho tiempo que tus voces dejaron de resonar pasillo hacia delante. Ya no tienes poder de convocatoria; acepta la paga de la seguridad social y quema todas las líneas telefónicas de una vez por todas.